ANTECEDENTES DEL ALGEBRA
Álgebra: rama de las matemáticas en la que se usan letras par representar relaciones aritméticas. Al igual que en la aritmética, las operaciones fundamentales del álgebra son adición, sustracción, multiplicación, división y cálculo de raíces. La aritmética, sin embargo, no es capaz de generalizar las relaciones matemáticas, como el teorema de Pitágoras, que dice que en un triángulo rectángulo el área del cuadrado que tiene como lado la hipotenusa es igual a la suma de las áreas de los cuadrados cuyos lados son los catetos. La aritmética sólo da casos particulares de esta relación (por ejemplo, 3, 4 y 5, ya que 32 + 42 = 52). El álgebra, por el contrario, puede dar una generalización que cumple las condiciones del teorema: a2 + b2 = c2.
El álgebra clásica, que se
ocupa de resolver ecuaciones, utiliza símbolos en vez de números específicos y
operaciones aritméticas para determinar cómo usar dichos símbolos. El álgebra
moderna ha evolucionado desde el álgebra clásica al poner más atención en las
estructuras matemáticas. Los matemáticos consideran al álgebra moderna como un
conjunto de objetos con reglas que los conectan o relacionan. Así, en su forma
más general, se dice que el álgebra es el idioma de las matemáticas.
El Origen del Álgebra.
Los babilonios desarrollaron
técnicas y métodos para medir y contar, impulsados en parte por la necesidad de
resolver problemas prácticos de agrimensura, de intercambio comercial y del
desarrollo de las técnicas cartográficas. Entre las tablillas babilónicas
descubiertas se han encontrado ejemplos de tablas de raíces cuadradas y
cúbicas, y el enunciado y solución de varios problemas puramente algebraicos,
entre ellos algunos equivalentes a lo que hoy se conoce como una ecuación
cuadrática. Un examen cuidadoso de las tablillas babilónicas muestra claramente
que mediante esos cálculos sus autores no sólo intentaban resolver problemas
del mundo real, sino otros más abstractos y artificiales, y que lo hacían para
desarrollar técnicas de solución y ejercitarse en su aplicación.
Fueron los árabes quienes le
dieron a la nueva ciencia de plantear y resolver ecuaciones un nombre: aljabr.
La nueva civilización que surgió en la península arábiga en la primera mitad
del siglo VII, habría de transformar muy pronto la vida de gran parte del mundo
habitado de entonces. Menos de un siglo después de la captura de La Meca por
Mahoma en el año 630 d.C., el ejército islámico había convertido a las tribus
politeístas dcl Medio Oriente y usurpado al imperio bizantino los territorios
de Siria y Egipto. La conquista de Persia se completó hacia el año 641 d.C. Los
sucesores de Mahoma, los califas, primero establecieron su capital en Damasco
pero, tras cien años de guerras, el califato se dividió en varias partes.
La fundación en 766 d.C. por
parte del califa al — Mansur de Bagdad como la nueva capital de su califato,
significó cl comienzo de una etapa más tolerante del islamismo y permitió el
desarrollo intelectual de sus habitantes. Su sucesor, el califa Harun al —
Rashid, quien gobernó entre 786 y 809, estableció en Bagdad una biblioteca en
la que se reunieron manuscritos provenientes de varias academias del Cercano
Oriente, algunas de las cuales habían sido establecidas por miembros de las
antiguas academias de Atenas y Alejandría que tuvieron que cerrarse a raíz de
la persecución de los romanos. Un programa de tradt4cciones al árabe de textos
clásicos de la matemática y ciencia de los griegos y los hindúes era una de las
actividades del Bayal al—Iliktna (Casa dc la sabiduría), un instituto
de investigaciones que fundara cl califa al — Ma' mun y que funcionó durante
más de 200 años.
Muhammmad ibn Musa al —
Khwarizmi, un miembro del Bayal al—Hikma fue el autor de varios
tratados sobre astronomía y matemáticas, entre ellos uno dc los primeros
tratados islámicos acerca del álgebra. Fue gracias a la traducción al latín de
su libro acerca del sistema de numeración hindú, Algorithmi de numero
indorum, que Europa Occidental conoció ese nove~k~so sistema de numeración.
Su obra más importante, sin embargo, fue su tratado de álgcbra quc, con el
título Ílisab al—/abra wal— muqabala (La ciencia de la reducción y
confrontación) probablemente significaba la ciencia de las ecuacionts.
El Álgebra de
Muhammad contiene instrucciones prácticas para resolver ciertas ecuaciones
lineales y cuadráticas. “Lo que la gente quiere, dice el autor, cuando realiza
sus cálculo.., es un número”. Ese número no es más que la solución de una
ecuación.
Otro importante algebrista
árabe fue Omar Khayyam (1048—1131), mejor conocido en Occidente por su Rubaiyat, una
colección de unos 600 poemas. Fue él el primero en hacer una clasificación
sistemática de la ecuaciones cúbicas y resolver algunas de ellas.
La contribución de los
algebristas islámicos de los siglos Xl y XII en el desarrollo del álgebra
habría sido más notoria si no hubiera tardado tanto en ejercer su influencia en
Europa, donde, un poco después, el álgebra habría de consolidarse
definitivamente.
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